jueves, 2 de agosto de 2007

(**Estoy abierto y dispuesto a cualquier feedback o comentatio de estos artículos**) OBSERVACIÓN:- Algunos artículos aquí están en inglés


APEGO-DESAPEGO
Hola:

A mí me gustaría compartir contigo un tema que casi es tabú y polémico a la vez. Es un tema que no es fácil de digerir, de entender, ni de interiorizar ni muchísimo menos de aceptar; y es el tema del APEGO, la DEPENDENCIA EMOCIONAL.

Si el tono de este tema te parece directo, es que quiero ser así. Quiero dirigirme a ti así de directo. Por eso hablo siempre de “tú” en este compartir.

Echa un vistazo al mundo y observa la infelicidad que hay en torno a ti y dentro de ti. ¿Acaso sabes cuál es la causa de tal infelicidad? Probablemente digas que la causa es la soledad, o la opresión, o la guerra, o el odio, o el ateísmo… Y estarás equivocado, y bien equivocado. Y dirás: “¡Te equivocas!” Vale, pero te invito a que reflexiones sin implicarte- disociándote del tema. La infelicidad tiene una sola causa: las falsas creencias que albergas en tu mente; creencias tan difundidas, tan comúnmente profesadas, que ni siquiera se te ocurre la posibilidad de ponerlas en duda. Debido a tales creencias, ves el mundo y te ves a ti mismo de una manera deformada. Estás tan profundamente “programado”, “meta programado” como decimos en la Escuela de Inteligencia, y padeces tan intensamente la presión de la sociedad que te ves literalmente obligad@ a percibir el mundo de esa manera deformada. Y no hay solución, porque ni siquiera sospechas que tu percepción está deformada, que piensas de manera equivocada, que tus creencias son falsas, y por lo tanto limitadoras. ¿Te acuerdas de estas creencias limitadoras en tu curso de I.E.1 después del ejercicio de las cerillas, el del CICLO DE L ABUNDANCIA?
¿Cuáles son esas creencias falsas y limitadoras que te apartan de la felicidad? Veamos algunas.
PRIMERA: “No puedes ser feliz sin las cosas a las que estás apegado y aferrado y que tanto estimas”. FALSO. No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. Piensa en ello durante un minuto… ¿Ya?
El motivo por el que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento.

SEGUNDA: “La felicidad es cosa del futuro”. No es cierto. TÚ ya eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes, porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y de una serie de “juegos” que juegas en la vida que te limitan, de que has sido “programado” para jugar. Si lograras ver a través de toda esa maraña, comprobarías que eres feliz… y no lo sabes.

TERCERA: “La felicidad te sobre vendrá cuando logres cambiar la situación en que te encuentras y a las personas y cosas que te rodea”. Tampoco es cierto. Estás perdiendo estúpidamente un montón de energía tratando de cambiar todo el mundo, las cosas y el mundo entero, ¡adelante, cámbialos!, pero no abrigues la ilusión de que así lograrás ser feliz. Lo que te hace feliz o infeliz no es el mundo, ni las cosas, ni las personas que te rodean, sino los pensamientos que albergas en tu mente. Tan absurdo es
como buscar un nido de águilas en el fondo del mar. Por eso, si lo que buscas es la felicidad, ya puedes dejar de perder tu energía tratando de conseguir una figura atractiva, o de cambiar de casa, de trabajo, de comunidad, de forma de vivir o de personalidad, de novia… ¿No te das cuenta de que podrías cambiar todo eso, tener la mejor de las apariencias, la más encantadora personalidad, de vivir en un lugar más bonito del mundo… y, a pesar de ello, seguir siendo infeliz? En el fondo, TÚ SABES que esto es cierto; sin embargo, te empeñas en derrochar esfuerzos y energías tratando de obtener lo que sabes muy bien que no puede hacerte feliz.

CUARTA: “Si se realizan todos tus deseos, serás feliz”. Tampoco esto es absolutamente cierto. De hecho, son precisamente esos deseos los que te hacen vivir tenso, frustrado, nervioso, inseguro y lleno de miedos. Haz una lista de TODOS tus APEGOS y DESEOS, y cada uno de ellos dile esta frase: “En el fondo de mi corazón, sé que, aunque te consiga/tenga, no alcanzaré la felicidad”. Reflexiona sobre la verdad que encierra esta frase. Lo más que puede proporcionarte el cumplimiento de un deseo es un instante placer y emoción. Y no hay que confundir eso con la felicidad. Si tienes apegos y deseos, pregúntate “¿Qué necesidad tengo sin cubrir?” Te has estado enfocando y sigues enfocándote en los símbolos en lugar de la experiencia de vivir. Acuérdate del tema de TENER – HACER – SER en tu curso de I.E.-1 (Inteligencia Emocional). Te invito a que pruebes la otra “vía”, la de SER para poder HACER y luego TENER. ¿Te acuerdas de mi ejemplo de Elvis Presley y el de la Madre Teresa de Calcuta? Acuérdate también que te dije que “No estoy en desacuerdo con Elvis Presley ni tampoco estoy de acuerdo con la Madre Teresa.” Simplemente presenté estos dos personajes como ejemplos. Claro que conocerás algunos más personajes de la historia. Entiéndeme que no te estoy vendiendo una idea ni opinión sino simplemente ver y juzgar por ti mism@ (ya eres mayorcit@) a la luz de tu experiencia personal en cuanto a este tema de APEGO/DESAPEGO.
¿Qué es la felicidad? Muy pocas personas lo saben, y nadie puede decírtelo, porque la felicidad no puede ser descrita. ¿Acaso puedes describir lo que es la luz a una persona que es ciega de nacimiento, que no ha conocido en toda su vida más que la oscuridad? ¿O puedes quizá describir la realidad a alguien durante un sueño? Comprende tu oscuridad, y ésta se desvanecerá; entonces sabrás lo que es la luz. Comprende tu pesadilla como tal, y ésta cesará; entonces despertarás a la realidad. Comprende tus falsas creencias, las creencias limitadoras que tienes y éstas perderán fuerza; entonces conocerás el sabor y la dulzura de la felicidad.
Si las personas desean tanto la felicidad, ¿por qué no intentan comprender sus falsas creencias? En primer lugar, porque nunca las ven como falsas, ni siquiera como creencias. De tal manera han sido “programadas” que las ven como hechos, como realidad, como verdad. En segundo lugar, porque les aterra la posibilidad de perder el único mundo que conocen; el mundo de los deseos, los APEGOS, los miedos, las presiones sociales, las tensiones, las ambiciones, las preocupaciones, la culpabilidad…, con los instantes de placer, de consuelo y de entusiasmo que tales cosas proporcionan. Imagínate a alguien que temiera liberarse de una pesadilla, porque, a fin de cuentas, fuera ése el único mundo que conociera…: he aquí tu retrato y el de otras muchas personas.
Si quieres ser feliz SIEMPRE, si quieres tener una felicidad duradera, tienes que estar dispuesto a “…odiar a tu padre, a tu madre, a tu mujer y a tus hijos, a tus hermanos y hermanas y hasta tu propia vida,…” Esto lo dijo Jesucristo. (Qué fuerte! ¿no?) y perder cuanto posees. ¿De qué manera? No desprendiéndote de ello ni renunciando a ello (porque, cuando se renuncia a algo forzadamente, queda uno vinculado, atado a ello para siempre), sino más bien, procurando verlo como la pesadilla que en realidad es; y entonces, lo conserves o no, habrá perdido todo dominio sobre ti y toda posibilidad de hacerte daño, y al fin te habrás liberado de tu sueño, de tu oscuridad, de tu miedo, de tu infelicidad… Volvamos a lo que dijo Jesucristo, eso de “odia a tu…”. ¿Qué es lo que quiso decir Jesucristo exactamente con esto? Realmente quiso decir “No te apegues/aferres a tu padre…etc., etc.,”
Dedica, pues, un tiempo a tratar de ver tal y como son cada una de las cosas y personas a las que te aferres/apegues: una pesadilla que, por una parte te proporciona entusiasmo y placer y, por otra, preocupación, inseguridad, tensión, ansiedad, manipulación, miedo, control, secuestro emocional, chantaje emocional, soborno emocional, infelicidad…
Tu padre y tu madre: una pesadilla, tus hermanos, tu novia y tus amigos: una pesadilla. Tu vida tal y como es: una pesadilla… Por eso “odiarás a tu padre y a tu madre… y hasta tu propia vida”. Por eso deberás dejar todas tus “pertenencias”, es decir, dejarás de aferrarte/apegarte a ellas, y de ese modo habrás destruido su capacidad de hacerte daño. Por eso, finalmente, experimentarás ese misterioso estado de una felicidad y una paz permanentes. Y comprenderás cuán cierto es que quien deja de aferrarse/apegarse a sus hermanos y hermanas, a su padre, a su madre, a sus hijos, a sus tierras y posesiones… recibe el 101 y obtiene la vida eterna.
¿Qué se puede hacer para alcanzar la felicidad que tanto “todos” queremos conseguir? No hay nada que tú ni nadie que podáis hacer. ¿Por qué? Por la sencilla razón de que AHORA MISMO YA ERES FELIZ, ¿y cómo vas a adquirir lo que YA tienes? Pero, si es así, por qué no experimentas esa felicidad que YA posees? Pues, simplemente, porque tu mente no deja de producir infelicidad. Arroja esa infelicidad de tu mente, y al instante aflorará al exterior la felicidad que SIEMPRE te ha pertenecido. ¿Y cómo se arroja fuera la infelicidad? Descubre qué es lo que origina y examina la causa abiertamente y sin temor: la infelicidad desaparecerá automáticamente.
Ahora bien, si te fijas como es debido, verás que hay UNA SOLA cosa que origina la infelicidad: el APEGO! ¿QUÉ ES UN APEGO? Es un estado emocional de vinculación compulsiva a una cosa o persona determinada, originado por la creencia de que sin esa cosa o persona no es posible ser feliz. Tal estado emocional se compone de dos elementos: uno “positivo” y otro “negativo”. El elemento positivo es el fogonazo del placer y la emoción, el estremecimiento que experimentas cuando consigues aquello a lo que estás apegado/aferrado. El elemento negativo es la sensación de amenaza y de tensión que siempre acompaña al apego. Imagínate a alguien encerrado en un campo de concentración (¿puedes?) y que no deja de engullir comida: con una mano se lleva la comida a la boca, mientras que con la otra protege la comida restante de la codicia de sus compañeros del encierro, que tratarán de arrebatársela en cuanto baje la guardia. He aquí la imagen perfecta de la persona apegada/aferrada. Por su propia naturaleza, el apego te hace vulnerable al desorden emocional y amenaza constantemente con hacer añicos tu paz.

Lo verdaderamente trágico del apego (si es que no lo has captado todavía) es que, si no se consigue un objeto o persona, origina infelicidad; y, si se consigue, no origina propiamente dicho la felicidad, sino que simplemente produce un instante placer, seguido de la preocupación y el temor de perder dicho objeto o dicha persona. ¿Por qué crees tú que cuando dicha persona, a quien te apegas se muere experimentas el duelo y sufrimiento? Pues, por el APEGO, por eso! Me preguntarás: ¿Entonces, ¿no puedo tener ni un solo apego?” y te contesto: “Por supuesto que sí. Puedes tener todos los apegos que quieras. Pero con cada uno de tus apegos tendrás que pagar un precio en forma de pérdida de felicidad. ” No puedes tener las dos cosas. O te apegas y NO ERES FELIZ o ERES FELIZ y NO TE APEGAS. ¡ELIGE! Tienes el poder de elegir. Elijas lo que elijas SIEMPRE obtenemos las consecuencias: “Negativas” o “Positivas”. “Desagradable” o “Agradable” ¡No hay nada gratis! Fíjate bien: los apegos son de tal naturaleza que, aun cuando consigues satisfacer muchos de tus apegos a lo largo de un día, con que sólo hubiera uno que no pudieras satisfacer, bastaría para obsesionarte y hacerte infeliz. No hay forma de ganar la batalla de los apegos. Pretender un apego sin infelicidad es algo así como buscar agua que no sea húmeda. Jamás ha habido nadie que haya dado con la fórmula para conservar los objetos o personas de los propios apegos sin lucha, sin preocupación, sin temor y sin caer, tarde o temprano, derrotado.

En realidad, sin embargo, SÍ, hay una forma de ganar la batalla de los apegos: renunciar a ellos. Contrariamente a lo que suele creerse, renunciar a los apegos es fácil.
Renunciar NO quiere decir, abandonar, dejar tu responsabilidad como madre/padre, trabajador(a), hij@... Sino disfrutar de todo y de todos de una forma digna y valiosa mientras los tienes sin atarte emocionalmente a ellos; porque cuando hay atadura y apego emocional a las personas, sobre todo, no vives sino simplemente existes. La atadura y apego emocional te traen ansiedad constante y producen desamor. El amor ideal, perfecto y verdadero NO TIENE NADA QUE VER CON la atadura ni el apego; porque el amor ideal, perfecto y verdadero HAY LIBERTAD. ¡Ahuyenta el miedo!
Todo lo que hay que hacer ES VER, pero VER de verdad, las siguientes verdades.

PRIMERA VERDAD: Estás aferrado/apegado a una falsa creencia, a saber, la de que sin una cosa o persona determinada no puedes ser feliz. Examina tus apegos uno a uno y comprobarás la falsedad de semejante creencia. Tal vez tu corazón se resista a ello; pero, en el momento en que consigas verlo, el resultado emocional se producirá de inmediato, y en ese mismo instante el apego perderá su fuerza.

Me acuerdo de un anuncio del café “BONKA” de Nestlé” que dice: “Qué mas da si te quedas o te vas. Lo importante es disfrutar de ti intensamente.”

SEGUNDA VERDAD: Si te limitas a disfrutar las cosas y de las personas, negándote a quedar apegado a ellas, es decir, negándote a creer que no podrás ser feliz sin ellas, te ahorrarás toda la lucha y energía y toda la tensión emocional que supone el protegerlas y conservarlas mediante el control, la manipulación el chantaje, soborno y secuestro emocional. ¿No conoces lo que es poder conservar todos los objetos y de todas las personas de tus distintos apegos, sin renunciar a uno sólo de ellos, y poder disfrutarlos más aún a base de no apegarte ni aferrarte a ellos, porque te encuentras pacífic@, seren@, tranquil@ y relajad@ y no sientes la menor amenaza en relación a su disfrute?

TERCERA VERDAD: Si aprendes a disfrutar la fragancia de un millar de flores, y que no te aferrarás/apegarás a ninguna de ellas no notarás la ausencia de una. Si tienes mil platos diferentes ante ti y aprendes a disfrutar el sabor de todos ellos, la pérdida o ausencia de uno de ellos te pasará inadvertida. Si tienes millones de personas y aprendes a disfrutar la compañía de ellas sin prestar ninguna preferencia, sea hij@ tuy@, sea tu pareja, sea tu padre/madre, sea tu amig@, sea tu novi@, sea quien sea, te dará exactamente igual si uno de ellas no está contigo e incluso si un@ de ell@s se muere y tu felicidad no sufrirá menoscabo. SOY CONSCIENTE PERFECTAMENTE de lo que estoy diciendo, y soy consciente también que es FUERTE lo que estoy diciendo sobre todo en nuestra cultura y en otras muchas; porque nos han educado así, nos han EDUCASTRADO así. Pero son precisamente tus apegos emocionales, tus dependencias emocionales los que te impiden desarrollar un amplio y más variado gusto por las cosas y por las personas, que “Sin ti no podré vivir jamás” como cantan Los Panchos y muchísimos cantantes del mundo; los poetas y un montón de personas también contribuyen en esto y si no es lo suficiente aún, incluso los anuncios como el que dice el anuncio de Scotch Brite: “Yo no puedo estar sin él, Scotch Brite”. Estamos bombardeados las 24 horas del día de tales apegos, 365 meses del año; año tras año y nos levantamos y nos acostamos con tal mensaje.
A la luz de estas tres verdades, no hay apego que sobreviva. Pero la luz, para que tenga efecto, debe brillar ininterrumpidamente. Los apegos sólo pueden medrar en la oscuridad del engaño y la ilusión.
Imagina que tienes un receptor de radio que, por mucho que gires el dial, sólo capta una emisora. Por otra parte, no puedes controlar el volumen: unas veces, el sonido apenas es audible; otras, es tan fuerte que destroza los tímpanos. Y, además, es imposible apagarla y, aunque a veces suena bajo, de pronto se pone a sonar estruendosamente cuando lo que quieres es descansar y dormir. ¿Quién puede soportar una radio que funciona de semejante modo? Y, sin embargo, cuando tu corazón se comporta de un modo parecido, no sólo lo soportas, sino que lo consideras normal y hasta humano.

En suma, en el momento en que te dejas atrapar por un apego, deja de funcionar ese maravilloso aparato que llamamos “el corazón humano”. Si deseas reparar tu aparato de radio, tienes que estudiar radioelectrónica. Si quieres reformar tu corazón, tienes que tomarte tiempo para pensar seriamente en cuatro verdades liberadoras. Pero antes, te propongo un ejercicio: Elige algún apego que resulte verdaderamente inquietante, algo a lo que estés aferrado/apegado, algo que te inspire temor, algo que ansíes vehementemente… y ten presente ese apego mientras lees tales verdades.

Piensa en las numerosas veces que te has visto zarandeado por tus emociones por no poder canalizarlas o dirigirlas a donde quieres que vayan, que has sufrido accesos de ira, de depresión, de angustia, cuando tu corazón se ha empeñado obstinadamente en conseguir algo que no tenías, o en aferrarte/apegarte a algo y/o alguien que “poseías” o “tenías”, o en evitar algo o alguien que no deseabas. Estabas enamorado, por ejemplo, y te sentías rechazado o celoso; de pronto, toda tu mente y tu
corazón empezaron a centrarse exclusivamente en este hecho, y el banquete de la vida se trocó en cenizas en tu boca. O estabas empeñado en ganar o conseguir la aprobación
o la atención, y el fragor del esfuerzo te impedía escuchar el canto de los pájaros: tu ambición ahogaba cualquier sonido que pudiera “distraerte”. O te enfrentabas a la posibilidad de haber contraído una enfermedad grave, o a la pérdida de un ser querido, y te resultaba imposible concentrarte en cualquier cosa….
PRIMERA: Debes escoger entre tu apego y la felicidad. No puedes tener las dos cosas como ya te dije antes.

Ahora entra en juego tu poder de elegir. En el momento en que adquieres un apego, tu corazón deja de funcionar como es debido, y se esfuma tu capacidad de llevar una existencia, de llevar una vida alegre y feliz, despreocupada y serena. Comprueba cuán verdadero es esto si lo aplicas al apego que has elegido.

SEGUNDA: ¿De dónde viene ese apego tuyo? No naciste con él desde luego, sino brotó de una mentira que tu sociedad, tu cultura, tu creencia e incluso, me atrevo a decir, tu religión, te han contado, te han “vendido la moto”, o de una mentira que te has contado tú a ti mism@, a saber, que sin tal cosa o persona o la de más allá, no puedes ser feliz (parece que estoy repitiendo las mismas cosas; si es que no puedo evitar el no repetirlo). Simple ABRE los ojos y COMPRUEBA la falsedad de semejante aserto. Hay centenares de personas (unas de estas las conozco yo personalmente) que son PERFECTAMENTE FELICES sin esa cosa o persona o esa circunstancia que TÚ tanto ansías y sin la cual estás convencido de que no puedes ser feliz. Así pues, EELIGE entre tu APEGO y tu LIBERTAD y FELICIDAD.

TERCERA: Si deseas estar PLENAMENTE VIV@, debes adquirir y desarrollar el sentido de la perspectiva. La vida es INFINITAMENTE más grande que esa nimiedad a la que tu corazón se ha apegado y a la que tú has dado el poder de alterarte de ese modo. Una nimiedad, SÍ, porque, si vives lo suficiente, es muy fácil que algún día esa cosa o persona o situación deje de importarte… y hasta puede que ni siquiera te acuerdes de ella, como podrás comprobar por experiencia. Hoy mismísimo, apenas recuerdas aquellas tremendas tonterías que tanto te inquietaron en el pasado y que ya no te afectan en lo más mínimo. Y llegamos a la CUARTA que te lleva a la inevitable conclusión de que ninguna cosa o persona que no seas tú tiene el poder de hacerte feliz ni infeliz. Seas o no consciente de ello, ERES TÚ, y nadie más que tú, quien decide ser feliz o infeliz, según te aferres/apegues o dejes de aferrarte/apegarte al objeto de tu apego en una situación dada.

Si reflexionas sobre estas 4 VERDADES, puede que tomes conciencia de que tu corazón se resiste a ellas o que por el contrario, busca razones y motivos en su contra y se niega a tomarla en consideración. Será señal de que tus apegos no te han hecho aún sufrir lo suficiente como para desear de verdad reparar tu “radio espiritual”. También es posible que tu corazón no se resista a dichas VERDADES; en tal caso, alégrate por ello: es señal de que el arrepentimiento, la “remodelación” de tu corazón, ha comenzado, y de que, por fin, el Reino de Dios que no es nada más que la Vida reconfortantemente despreocupada de los niños – se ha puesto a tu alcance, y estás a punto de tocarlo con los dedos y tomar posesión de él.

De momento hasta aquí. No quiero “emborracharte” ni empacharte, que ya es bastante, con el tema de apego/desapego. Habrá más de esto más adelante. Por ahora, hay suficiente material para rumiar y reflexionar.

En el curso de Inteligencia Emocional 3 que imparte la ESCUELA DE INTELIGENCIA, se ve un poco más este tema de Desapego, de Equilibrio, de Confianza y de Neutralidad, cuatro temas básicos que se abordan en el I.E.3. (14-18; 40-42)

Te quiero un h---- SIN APEGO te lo aseguro, ¿De acuerdo? ¿OK?

- Ross -
(Facilitador de I.E.3)
Escuela de Iteligencia

















1 comentarios:

A las 3 de agosto de 2007, 2:31 , Blogger ROSS GALÁN ha dicho...

Estoy de acuerdo con el tema de Apego-Desapego que no es nada fácil ponerlo a la práctica. - Juan Astorga, San Sebastián.

 

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