viernes, 23 de noviembre de 2007

COACHING PERSONAL/PROFESIONAL (Life Coaching)

Coaching de Conciliación de Vida Personal/Profesional de Pareja/Familia(*)

¿Te es familiar el hecho de que se vuelque un mayor tiempo y energía en el trabajo, en la clase, en el curso, en el seminario, en el taller que en la pareja? Mi experiencia como Coach personal, me encuentro en demasiadas ocasiones ante esta situación, que acaba desembocando en importantes conflictos de pareja, y bastantes veces llegando a implicar la ruptura.
¿Y cómo llegamos a esta situación? Al final, el problema se centra en la errónea percepción de prioridades. En el mundo en que vivimos, la prisa, la necesidad de resultados, la presión por los logros en el ámbito profesional es constante. Y no nos engañemos, es un monstruo que todo lo devora. Cuanto más hacemos nos queda por hacer, cuanto más eficientes (no necesariamente efectivos) somos, más tareas asumimos. De aquí te has convertido en HACER HUMANO y como resultado de esto, quieres tener más cosas, títulos, carreras, Especialista, Experto y Master en esto y en aquello y así te has convertido en TENER HUMANO. ¿Para qué quieres tanto esto y aquello; digo yo? ¿Tú crees que adquirir tanto conocimiento de cada cosa (o casi de todo) te hace más feliz en tu vida de pareja(*) y de tu vida personal o profesional?; en lo profesional quizás, sí, pero ¿a costa de qué?

Yo he estado en unos cuantos países, pueblos e incluso en aldeas tanto en Los Andes como en la India, por ejemplo, y no tienen ni la más remota idea de lo qué es “Coaching”, ni PNL, ni Inteligencia Emocional, ni Desarrollo Personal ni nada. Esta gente son la más felices SERES HUMANOS que he visto jamás. He estado hablando con un hindú en Rajasthan, India, por ejemplo, preguntado por curiosidad si ha oído alguna vez la palabra Coaching o Programación Neuro-Lingüística (PNL) o Inteligencia Emocional, y me contestó humilde e inocentemente con una pregunta: “¿Y qué es eso señor? No me molesté en explicárselo qué son estas cosas, sino que me sentí un poco “ridículo” después, presumiendo de culto y además occidental (¿sabes a lo que me refiero, ¿verdad? – de superioridad) ante él. Me di cuenta que estaba en la presencia de un místico ahí mismo. Me di cuenta que estaba en la presencia con La Vida. Él estaba vivo y yo estaba “muerto”. Eso SÍ que es VIVIR no simplemente existir. Existir, existimos todos; incluso los animales y los insectos existen, pero hay muy pocas, poquísimas personas que viven de verdad. Los dedos de una de mis manos sobran de las personas que de VERDAD VIVEN. Él, este hombre, quiero decir, no tenía la noción si quiera quién era él. Encontré en él una sabiduría que no cabe ningún Curso de Especialista, o Experto ni tan siquiera Master en nada o en Inteligencia Emocional o en ningún tipo de curso.

¿Sabes qué? En mi humilde opinión, no se necesita una inteligencia ni erudición. Lo que SÍ se necesita es una sabiduría de uno mismo (que es la base de una buena relación de todo tipo), de los demás y si me apuras una sabiduría de la Naturaleza. ¿Sabes lo que pasa con todo esto, te has olvidado que eres un SER HUMANO. Seguimos con este hombre hindú. Vi en él una felicidad y una paz que rara vez se ve en el Occidente con tanto conocimiento que tenemos de esto y de aquello. No estoy en contra de todo esto EN ABSOLUTO. ¡ENTIÉNDELO BIEN! Por cierto, de esto como yo y “vivo”, gracias a ello. Todo esto está que muy bien. Lo que SÍ estoy “en contra” es el abandono de nuestro origen natural, de nuestra sabiduría natural sin necesidad de tomar un curso de esto ni de aquello, de nuestra relación feliz y plena con nuestra pareja y familia mediante una calidad de tiempo invertido en el diálogo y comunicación día a día con ellos.

Quiero compartir contigo otra experiencia que tuve cuando estuve en una de las aldeas en Los Andes. He vivido y convivido durante 6 días con una familia andina ignorante de todo lo que conoce el hombre blanco (y negro y moreno también) o sea, el hombre de la jungla del asfalto, del cemento y de la tecnología avanzadísima con todas las comodidades materiales En esta familia saben cómo se llevan bien entre ellos. Me di cuenta que no había rastro de estrés, depresión, soledad no deseada, ni tensión, ni infarto. Eso sí, cuando se enferman, se enferman y no disponen de medicamentos como entiende el hombre blanco de medicamentos, pero tienen una forma increíble de sanarse. Me aluciné la forma de sanarse ellos, ¡de verdad!

Volvamos a nuestro tema de pareja después de un largo “Kit-Kat”: Y crees que tu pareja(*) va a soportar esto, que tienes margen para actuar. Te tranquilizas a ti mismo haciéndote creer que va a ser algo coyuntural, pasajero, que las cosas tenderán a calmarse. Pero esto, DESGRACIADAMENTE, no suele ser así. Lo que realmente sucede es que tiende a “cronificarse” e “incrustarse” en tu vida. Y lo que empezó con un “Entiéndelo, es necesario para mi carrera, o para nosotros, es un esfuerzo puntual” se convierte en algo que nunca acaba. Y tu pareja(*) empieza a no creerte, a no fiar en ti, a desesperarse, a no ver la luz al final del tunel. Y tú no te das cuenta de esto, ES MÁS, te sientes incomprendid@, ¿o acaso no lo haces por los dos, o por la familia? Pero en realidad, la pregunta sería: ¿Qué es más importante y urgente, el trabajo, la clase, el curso, el seminario, el taller, (y no sé qué) o la pareja/familia? TÚ decides la respuesta, pero piensa que tu pareja(*) NO es una anécdota en tu vida, ni algo que todo lo soporta. Tu pareja(*) es la persona que HAS ELEGIDO (no te olvides) para tu singladura en la vida (en la tuya), para compartir un proyecto, para apoyaros mutuamente, para disfrutar y vivir (no simplemente existir) juntos. Y sobre todo, calidad de tiempo en común. ¿Te puedes permitir en una relación de pareja(*) olvidarte de todo esto? Porque la pareja(*), la tuya, se construye día a día, no cada “finde”, no cada mes, no cada trimestre o durante tus vacaciones. Y una de las claves de la felicidad, entiendo yo, y que se está cada vez más estudiando y todavía poco presente, es una sana, saludable y enriquecedora relación de pareja(*).
Un sabio amigo mío hindú me comentaba una vez que “Cuando te va mal en el trabajo, clase, curso, etc. pero estás bien con tu pareja, la situación es MUY “sobrellevable”, pero NO a la inversa.”

Así que lo primero que debes hacer es fijar este orden de prioridades, y los mismos que consideras necesarios para que tu pareja/familia y tú y tu pareja(*) estéis satisfechos. Esto implica fijar horas, horarios, días, semanas, e incluso meses, donde sabes que van a ser para vosotros, sin excusas, justificaciones ni quejas y sin que el trabajo, la clase, el curso, el seminario, el taller, y el no sé qué más pueda inmiscuirse en este tiempo en común. Es cuestión de compromiso y voluntad. Y por otra parte, es cuestión de plantear a tu pareja(*) cuál es su opinión, qué cree que debe hacer y hasta dónde está dispuesta a llegar en cuanto a vuestra entrega al trabajo, clase, el curso …y lo de más.

Gracias a la comunicación y al diálogo puedes marcar unas reglas de juego comunes que es imprescindible respetar, a las que te comprometes, y NO romper los compromisos, pues de aquí nace la desconfianza, y la inseguridad; y la desconfianza es el PRIMER y GRAN paso a la ruptura de pareja o familiar.
HONREMOS pues nuestra relación de pareja/familia por favor, y DEDIQUÉMOSLA el tiempo y la atención, poniéndola en el nivel de lo “MUY IMPORTANTE” y “MUY URGENTE” que se merece, (‘porque tu pareja(*) lo vale’ como dice el “slogan” de L’Orèal), pues aquí está una de las GRANDES claves de nuestra FELICIDAD, ¿no te parece?
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(*) Cuando hablo de este término, aplícalo también a la familia, a la tuya

ROSS GALÁN
Coach Personal
Escuela de Inteligencia

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