viernes, 23 de noviembre de 2007

DE LA CORAZA AL CORAZÓN, DE LA CO-DEPENDENCIA AL AMOR


El amor nos atrae tanto como “nos asusta”, porque nos desnuda y nos expone, nos hace tocar el cielo y el infierno, nos invita a compartir, a crecer y a confiar en uno mismo y en los demás de nuevo.

El amor es una experiencia vital y esencial. Todos, “From the bottom of our heart”, como decimos en inglés, (“Desde el fondo de nuestro corazón”), incluso en las canciones, queremos tener amor e intimidad en nuestra vida. Pero algo tan natural se ha vuelto muy difícil. ¿Por qué crees tú? Porque para tener una verdadera intimidad debemos desnudarnos, desprendernos de TODAS nuestras máscaras, roles que desempeñamos y falsas personalidades. Y eso no es nada fácil cuando ni siquiera reconocemos la coraza que llevamos puesta.

Desde que venimos al mundo, el sistema educativo, los padres, los profesores, la religión, los políticos, los medios de comunicación y la sociedad en general, nos implanta la creencia de que tal como eres adecuado – no eres suficiente, no mereces ser amad@ - ; para que te quieran tienes que ser algo distinto de lo que eres (horrible, ¿no?). ¿Te imaginas a una flor, por ejemplo que pretende ser una zanahoria?

Y, poquito a poco, hemos ido ocultando nuestro ser auténtico detrás de una imagen, de una máscara y de una personalidad irreal.

Intimar significa abrirse, dejar que otro ser dentro entre de ti, como un rayo láser, desprenderte de la coraza que oculta tu ser verdadero y mostrar tu vulnerabilidad. Y eso es arriesgado, lo sabemos por propia experiencia, por MI propia experiencia. Hace más de un mes y medio, me salió un herpes “Zoster” o comúnmente llamado una “culebrilla”.
Esta enfermedad me enseñó mucho acerca de mí. Anterior a ésta, me costaba mucho abrirme a la gente: no compartía cosas mías abiertamente. Cuando mis amistades me preguntaban cómo estaba yo, les decía: “¡Bien!” Oía dentro de mí diciendo “¿Cómo que ‘bien’?, ¡mentira!” Fingía, escondía, ocultaba mi verdadero sentimiento y emoción por temor a mostrar mi debilidad, mi vulnerabilidad. Hasta que un buen día, ya teniendo mi enfermedad (herpes “Zoster”), un amigo mío, José Antonio Martín, un buen Coach, por cierto, me dijo: “Escúchate Rossito, escucha tus sentimientos y emociones. Los medicamentos que estás tomando, sí te pueden ayudar, pero el mejor medicamento es conectarte contigo y escúchate.” Aquellas frases me llegaron al alma. Ya me lo sabía perfectamente lo que me decía, y además eso es lo que predico yo en mis cursos de Inteligencia Emocional, pero no lo ponía en práctica o mejor dicho, no se me ocurre hacerlo. Hasta entonces aprendí a abrirme, a contar cosas mías a todos incluso a los menos conocidos; y la verdad es que me ayudó a sanarme rápidamente física y emocionalmente de lo que padecía.

Vinimos a este mundo abiertos y rebosantes de amor y confianza (tanto en nosotros como en los demás), pero nos hicieron daño, y tuvimos que construir una coraza para “protegernos” y adoptar roles, papeles y estrategias para conseguir lo que necesitábamos. Pero aquellas estrategias, roles y papeles que en su momento nos ayudaron a sobrevivir, hoy son OBSTÁCULOS que impiden que florezca el amor abierto, la confianza en nosotros y en los demás y la intimidad.
A estas dificultades, heridas y corazas que sabotean el amor abierto y la intimidad las llamamos genéricamente co-dependencia. La co-dependencia se manifiesta de distintas formas.

Para algunas personas, es una forma de dependencia emocional, de vinculación emocional por no decir apego emocional; no pueden separarse de alguien a pesar de que no hay amor en su relación.

La segunda categoría de co-dependencia es la de aquellas personas que cambian constantemente de pareja, incapaces de crear una relación íntima y profunda.

La tercera categoría de co-dependientes la forman aquellos que directamente rechazan crear lazos de amor y amistad.

Más allá de su propósito biológico la intimidad nos brinda la posibilidad de descubrirnos, crear y sanarnos internamente, es decir sentimental y emocionalmente, de evolucionar de la co-dependencia al amor.

Lo primero es reconocer dónde estamos. Mientras neguemos la realidad, pensemos que el otro o la otra es el origen de nuestro sufrimiento (o nuestra felicidad) o queramos cambiar a nuestra pareja, viviremos sumergidos en el desamor y la co-dependencia.

El segundo paso es conocernos internamente (sentimental y emocionalmente)

Entrar en contacto con nuestras necesidades, heridas y miedos más profundos; aprender a aceptarlos y abordarlos meditativamente. Amarte tal y como eres.

El tercer paso es aprender a respetarte . Dejar de pretender y fingir lo que no es real, ser auténtico, valiente y honesto.
El amor no es una luna de miel sino una transformación. Cuando termina la luna de miel surge la posibilidad de que nazca el amor.

Pero para eso tenemos que estar dispuesto a ir más allá del ego y abrirnos a una transformación interior: a ser vulnerables, a tomar responsabilidad por nuestras heridas y expectativas, a ESTAR EN CONTACTO con nuestras necesidades y a respetarnos. Porque antes o después, la intimidad despertará todo lo que tenemos dentro y no queremos ver. Pero eso el amor nos atrae tanto como “nos asusta”, porque nos desnuda y nos expone, nos hacer tocar el cielo y el infierno, nos invita a compartir, a crecer y a confiar de nuevo.
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ROSS GALÁN
Facilitador y Coach Personal
Escuela de Inteligencia








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